lunes, 22 de febrero de 2010

Los dos juntos, a hombros
Pablo llena la plaza y El Zapata aprovecha (video)
Domingo, 21 de Febrero del 2010 | México, D.F.
Por: Juan Antonio de Labra / Foto: Sergio Hidalgo
ficha audio y/o video ver imágenes

Pablo Hermoso de Mendoza sigue siendo la figura extranjera más rentable para la empresa de la Plaza México, pues hoy volvió a demostrar su gran tirón taquillero y no sólo hizo la mejor entrada de la presente Temporada Grande, sino quizá también una de las más numerosas de los últimos años en este escenario.

Y cobijado bajo esta gran expectación, el rejoneador navarro tuvo que emplearse a fondo para corresponder al público que estaba conformado por una masa uniforme, policromática, ávida de emociones fuertes.

Aunque en el tendido había una gran cantidad de personas que tal vez nunca habían asistido a una corrida de toros, lo cual siempre es muy positivo para la Fiesta, también había mucha gente que gusta de los caballos y otros conocedores que le pitaron cuando recibió las dos orejas del cuarto toro de Rancho Seco.

Por segunda ocasión consecutiva, un sector del público protesta los apéndices concedidos a Pablo, como ya ocurrió con el rabo del año anterior, que tuvo que arrojarlos a la arena en un gesto poco usual.

Tal vez influyó la rapidez con la que el juez de plaza Ricardo Balderas concedió ambos trofeos, sin que hubiera una petición mayoritaria de la segunda oreja.

Al margen de esta circunstancialidad, durante la lidia de este toro cabe destacar la actuación de Pablo Hermoso con dos caballos en concreto: "Chenel" e "Ícaro", con los que rayó a un gran nivel si consideramos que al toro de Rancho Seco le faltaba rematar las embestidas y entregarse.

Así que Hermoso se vio obligado a encelarlo mucho cuando galopó de grupa a dos pistas montando a "Chenel", y pisarle el terreno al momento de clavar banderillas sobre los lomos de "Ícaro", uno de los mejores caballos de rejoneo que existen hoy día en el mundo, tanto por su "personalidad" y su entrega, así como por la torería de todas sus evoluciones en las que se mete literalmente entre los pitones de los toros con singular arrogancia, desafiándolos con la mirada.

Y también se puede contar hoy otra cosa inusual: ver a Pablo Hermoso muleta en mano, porque se vio obligado, en los dos toros de su lote, a descabellar, algo que hizo con una gran eficacia.

La lidia del ejemplar que abrió plaza tampoco fue fácil, pues el toro saltó de salida al callejón y buscó esa querencia natural de las tablas, cerca de la puerta de arrastre.

La clave fue meterlo en vereda a base de paciencia y aguante. Fue con "Caviar", un potro en fase blanca, caballo con el que más caló la actuación de Hermoso, pues se nota que, poco a poco, este futurible de la cuadra va encontrándose cada vez más confiado delante de los toros.

Los quiebros que realizó, ajustados, flexibles y muy toreros, fueron la cereza del pastel en una faena de menos a más que terminó de forma dinámica sobre los lomos de "Pirata", el seguro y arrojado caballo de último tercio que está toreando todas las tardes, todos los toros.

Un pinchazo hondo, y otro más arriba, impidieron a Pablo redondear una labor en la que demostró su excelente doma y el amplio sentido del espectáculo que posee.

Ya decía que mucha gente no sabía siquiera quiénes eran los dos espadas de a pie. Y es posible que esta condición haya contribuido a entusiasmar de manera favorable a esta concurrencia.

El Zapata no desaprovechó ni un minuto de la lidia del primer toro de su lote y toreó muy bien con el capote, sobre todo en varios destalles de acusado sentido de las distancias en los que esperó al toro para rematar una y otra vez, de menara por demás vistosa, el saludo incial.

El ceñido y limpio quite por tafalleras precedió un tercio de banderillas espectacular, que comenzó con el ahora famoso "Par de la Monumental", que no fue obra de la casualidad, y aunque ahora lo realizó con menor ajuste en el instante del giro, los palos quedaron en mejor colocación que aquella vez anterior, cuando se ganó una vuelta al ruedo de categoría, con el público puesto en pie, ovacionando, como ahora también, esta arriesgada suerte.

Después hizo una faena intensa, sin importar el temerario viento que corría por toda la plaza, y se plantó con gallardía cerca de tablas para torear en redondo con temple. El toro tuvo una acusada nobleza y el tlaxcalteca estuvo a la altura en series de excelente acabado.

A la hora de matar se fue como rayo tras de la espadas y colocó una gran estocada que le valió el premio de las dos orejas. Se trata de un nuevo triunfo que le hará cotizarse más en provincia, y dejar en claro que es un torero atractivo para los públicos por varias razones.

De cara a los profesionales, Uriel avanza en la madurez de la técnica y este reconocimiento debe tenerlo contento.

Si el primer toro de lidia ordinaria fue el mejor de un encierro del que se esperaba más, el quinto desarrolló sentido y no dejó andar a gusto a Uriel, que abrevió macheteando por la cara antes de despenar al de Rancho Seco de otra buena estocada.

Mario Aguilar no tuvo su tarde. El hidrocálido sorteó dos toros complicados, y cuando parecía que le había cogido el aire a su primero, lo cambió de terrenos y perdió la brújula. El otro rebañaba con peligro y estuvo a punto de echárselo a los lomos.

Una vez más, Aguilar enseñó sus deficiencias con la espada, y su actuación pasó inadvertida. Es posible que, después de la entonada actuación del día de su confirmación, el pasado 31 de enero, hoy no tenía sentido volver a La México.

Y aunque dicen que los toreros están para torear, ahora fue más notorio que Mario está nuevo y le hace falta un mayor rodaje para poder solventar estos compromisos con resultados que, en vez de suponer una carga para futuras actuaciones, sean un aliciente personal para seguir adelante. ¿Cuál es la prisa cuando se tienen tantas cualidades y toda la vida por delante?

Ficha

Decimoséptima corrida de la Temporada Grande. Más de tres cuartos de entrada (unas 38 mil personas) en tarde soleada y con intermitentes ráfagas de viento. 6 toros de Rancho Seco, variados en tipo y capas, desiguales en juego. Destacó el 2o. por su nobleza, y el 4o. le dieron arrastre lento. Pesos: 486, 501, 496, 498, 485 Y 512 kilos. Pablo Hermoso de Mendoza: Palmas y dos orejas con protestas. Uriel Moreno "El Zapata" (sangre de toro y oro): Dos orejas y palmas. Mario Aguilar (sangre de toro y oro): Silencio y palmas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario