viernes, 11 de septiembre de 2009


Firma: Antolín Castro
(Santa María la Real de Nieva-España). Con un tercio de entrada en la localidad segoviana, se ha lidiado una novillada sin picadores de Antonio San Román, de desigual juego.
Merecía la pena desplazarse a ver la preciosa plaza segoviana, hecha de pizarra y de impecables tendidos de piedra. Una mas de las que son infrautilizadas cuando su sabor y aroma permitirían tardes de gloria.
Analizar lo sucedido en una novillada económica resulta más complicado que en festejos mayores, pero digamos que la tarde ha contado con tres jóvenes dispuestos y de distinto corte, aunque también con distinta actitud y suerte.
Francisco Romera se le ha visto solvente y preparado para mayores retos con caballos, pero también atropellado, sobre todo en banderillas por lo que debería, es un consejo, darle paso a su cuadrilla. Con el capote y muleta ha administrado buenos momentos en su primero, mejor con la izquierda, los mejores muletazos de la tarde, aunque inexplicablemente se ha prodigado menos. Peca también de alargar los trasteos en exceso. El manejo de la espada muy deficiente.
Mario Montes se encuentra en periodo de madurar. Tiene buen concepto pero es un manojo de nervios. Se acelera en cuanto no le ruedan las cosas y disipa los buenos momentos que un público poco entendido no asimila debidamente. También como su compañero pasa un calvario con los aceros. Debe seguir mejorando.
Un placer hacerles esta crónica a estos chavales que empiezan y que suelen gozar de pocas oportunidades de salir sus nombres en las crónicas de los medios. Un deseo: Que los veamos pronto en los grandes carteles y ferias.
Cristian Valencia ha sido el triunfador absoluto en la agradable tarde por una actitud propia de novillero en rodaje. Nada ha dejado de hacer y aun cuando no todo le ha salido bien, ni siquiera medio bien, ha calado en el público asistente por esa entrega, alegría y variedad.
Con capote y muleta ha mostrado amplísimo repertorio, desde la portagayola, verónicas chicuelinas, pasando por las zapopinas. Con las banderillas, de pie, de rodillas o sentado antes de quebrar, ha tenido mas voluntad que acierto, pero las ganas del muchacho lo podían todo. Con la muleta también ha tirado de repertorio y así le hemos visto el pase cambiado por la espalda, manoletinas y el toreo fundamental. Todo lleno de arrojo y grandes dosis de alegría, pero también atropellado y bullidor por demás. Con la espada ha necesitado de pinchazo y estocada en el primero de su lote y estocada en el último. Cuatro orejas han sido el premio a cuanto queda escrito, si bien ha paseado el rabo antirreglamentariamente del sexto al haberse cortado sin ser concedido por el usía. Estas argucias no las necesitaba.


Francisco Romera, oreja y silencio


Mario Montes, silencio tras aviso y oreja


Cristian Valencia, dos orejas y dos orejas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario