martes, 8 de septiembre de 2009


Oreja para Antonio Barrera en Valladolid


Antonio Barrera ha cortado, la única oreja de la corrida de toros que se ha celebrado en

Valladolid, condicionada en gran parte por el poco juego que han dado los toros de Charro de Llen siempre muy abantos de salidas y que han terminado parados y rajados en la muleta. Tan sólo el segundo, que dejó entrever mejor condición, duró algo más en el último tercio.
Fue ese segundo ejemplar un animal demasiado justo de presencia, con poco cuajo y poca cara y que resultó manejable en la muleta del sevillano. Tras citar desde los medios de largo, dejó varias series entonadas, logrando meter al de Charro de Llen en la muleta y dando mucho respirar al toro entre serie y serie, y llamándole mucho con la voz. Poco a poco el toro se fue parando y Barrera optó por acabar con manoletinas que llegaron mucho al público, pegado a tablas. Tras una estocada, paseó el trofeo.
El quinto fue un manso de libro con el que Antonio anduvo porfión, en una faena de cercanías ante un ejemplar de nulas opciones al que realizó una faena muy largo. Tras un primer pinchazo, el toro hizo por el torero y le pegó una voltereta, pisándole en las costillas. Tras dar una vuelta al ruedo, pasó a la enfemería, aunque todo quedó en contusiones.
Por su parte, Ferrera ha saludado desde el tercio tras pasaportar a cada uno de sus toros. El que rompió plaza resultó molesto por cabecear mucho y al que Antonio banderilleó con acierto, sobre todo un tercer par muy comprometido. La falta de casta y de fuerzas del animal estropeó su nobleza, por lo que fue imposible sacar nada positivo. Aún así, Ferrera dejó un buen cambio de mano antes de pasaportarlo de un pinchazo y una estocada atravesada.
El cuarto se paró todavía mucho antes, por lo que tuvo que pegarse un arrimón, en una faena de cercanías y terrenos comprometidos. Anteriormente, había banderilleado mucho mejor que en su anterior toro, destacando un par al quiebro.
Completó cartel Diego Urdiales que no tuvo casi opciones con el tercero, demasiado parado. A pesar de que el riojano estuvo entonado y mandón, sólo pudo dejar pasos sueltos. El sexto fue un manso de libro que se fue muy pronto a toriles. El de Arnedo tiró de firmeza pero no tuvo opción

No hay comentarios:

Publicar un comentario